Dividendo Social | Medioambiente
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Medioambiente

Con motivo del novedoso ciclo de presentación de libros «Destino ODS«, nuestra CEO, Raquel Paiz, periodista, especializada en Comunicación Corporativa, Desarrollo Sostenible y Responsabilidad Social Corporativa (RSC), participó en un interesante y sugerente debate: «Trenes que pasan«.

En el encuentro, tuvo lugar la presentación del libro de Rafael Ruiz Pleguezuelos “Trenes que Pasan”, dentro del I Ciclo de Presentación de libros «Destino ODS», organizado por la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales y la ETS de Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos.

Se trata de una actividad gratuita y abierta a toda la comunidad universitaria y al público en general.

En esta ocasión, el debate giró en torno al ODS 9: “Industria, Innovación e Infraestructuras”, y contó con Raquel Paiz, periodista especializada en Comunicación Corporativa y Desarrollo Sostenible. Finalista de los Premios de Innovación de la Fundación COTEC; Rainer Uphoff, CEO de Mufmi y Presidente de Alianza por la Movilidad Sostenible y la Innovación Rural;  y Rafael Ruiz Pleguezuelos, autor del libro que ha sido galardonado recientemente con el Premio Tiflos de novela 2021, como ponentes.

 

En el  debate moderado por Javier Ordóñez y Carmen Lizárraga, profesores de la Universidad de Granada,  la periodista expuso su visión sobre el futuro, que, en su opinión, será sostenible o puede que no sea. Y en este contexto, expuso algunos de los aspectos que requieren atención urgente; respuestas coherentes, sostenibles, realistas  y con capacidad transformadora y voluntad para evitar los riegos a los que, como humanidad, nos enfrentamos.

Intervención completa de Raquel Paiz en youtube.

Líneas de actuación que requieren pasar del storytelling, al storydoing, como la crisis climática y otros inminentes riesgos relacionados con los recursos y el coste de nuestra inacción.

Si no actuamos en el que, a ciencia cierta, es tiempo de descuento será el más importante de los trenes que, como humanidad, dejaremos pasar.

Además de las directrices y metas expuestos por las Naciones Unidas en sus ODS 9, «Industria, innovación e infraestructuras» y ODS 11, «Ciudades y comunidades sostenibles y resilientes» de la Agenda Raquel Paiz, expuso el valor de la oportunidad de impulsar una verdadera transformación de nuestro modelo de producción y desarrollo, en un contexto pos-Covid, que favorece la transición.

Del plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, del Gobierno de España, en línea con el plan europeo y su Pacto Verde, destacó la idoneidad de vincular el momento de reconstrucción pos pandemia, con la oportunidad de fijar las bases de un nuevo modelo de crecimiento social y económico sobre cuatro objetivos transversales:

  1. Avanzar hacia una España más verde,
  2. Más digital,
  3. Más cohesionada desde el punto de vista social y territorial,
  4. Y más igualitaria.

En este sentido, agenda urbana, la lucha contra la despoblación, la modernización y desarrollo de la agricultura, pasando por la resiliencia de infraestructuras y ecosistema y la transición energética, resultan claves como palancas de transformación

Transición ecológica, desarrollo sostenible  y reto demográfico, trenes que, como país y como provincia, no podemos dejar pasar.

Granada, una provincia de contrastes

Respecto de la realidad granadina, nos encontramos con una provincia de contrastes.

  • Granada, como destino turístico y ciudad universitaria, con más de medio millón de habitantes, distribuidos en Granada y los 31 municipios del área metropolitana.
  • La Costa, con 123,876 habitantes, en unos 14 municipios.
  • Y las zonas rurales, con riesgo de despoblamiento, con poco más de 259.000 habitantes en unos 128 municipios.

Es decir, una provincia, con 174 municipios, cuenta con el 82% de la población, concentrada en las zonas urbanas.

¿Qué trenes no debería dejar pasar Granada?

En línea con la tendencia nacional, la provincia de Granada cuenta con grandes desafíos:

  1. Afrontar el inminente riesgo de despoblación
  2. Afrontar los desequilibrios de nuestra pirámide de población
  3. Gestionar los efectos de la población flotante

Para Granada, es prioritario abordar una adecuada estrategia de despoblamiento que tenga presente esta dinámica demográfica con sus dos caras perfectamente enlazadas; el despoblamiento de las zonas rurales de la provincia, frente a la alta densidad de población de las dos grandes zonas urbanas de la provincia.

¿Cómo hacerlo?

(Entre otros)

  • Garantizando la funcionalidad de los territorios afectados por la despoblación y la baja densidad.
  • Mejorando la competitividad y facilitando el desarrollo de nuevas actividades económicas y el fomento del emprendimiento.
  • Favoreciendo el asentamiento y la fijación de población en el medio rural.
  • Apoyando la puesta en marcha de proyectos de desarrollo socioeconómico de jóvenes, que garanticen el relevo intergeneracional.
  • Asegurando el dimensionamiento de las infraestructuras y equipamientos necesarios para el desarrollo socioeconómico sostenible de las áreas con intensos flujos de población flotante.

Y todo esto se resume en una sencilla idea:

Haciendo de las zonas rurales con tendencia a la despoblación, territorios atractivos para el emprendimiento y las inversiones. Y para esto, se requieren conexiones, movilidad sostenible, infraestructuras, y equipamientos adecuados y sostenibles, capaces de satisfacer las necesidades de una ciudadanía y un empresariado propio del siglo XXI.

 

 

En tiempo de descuento, Dividendo Social se suma a las acciones propuestas por la WWF, con motivo de la “Hora del Planeta”.

Nos sumamos al “gran apagón” y asumimos el desafío que nos propone la asociación para agitar conciencias y entrar, sí o sí, en acción por el clima, en línea también con el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 13 de la Agenda 2030 de la ONU.

¿Cómo lo haremos?

Sumando unos kilómetros al desafío lanzado por la WWF. 40.000 kilómetros por el Planeta. 40.000 kilómetros para alertar sobre la urgencia de actuar para frenar el deterioro de un planeta que dice “basta”.

40.000 kilómetros, en los que cada paso es -y será- decisivo en un año en tiempo de descuento. Una carrera contrarreloj para afrontar uno de los mayores retos a los que, como humanidad, nos enfrentamos:

  • Contribuir a frenar el cambio climático, mitigar sus efectos e impulsar fórmulas de adaptación y resiliencia ante el deterioro ya causado
  • Frenar la escalada de deterioro y destrucción del Planeta y de sus ecosistemas terrestres y marítimos
  • Detener la pérdida de biodiversidad
  • Reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera a la mitad, de aquí (el tiempo pasado, pasado está) a 2030
  • Intensificar las acciones y las políticas para impulsar la transición ecológica y un nuevo paradigma sostenido en los principios de desarrollo sostenible

La hora del planeta

Como cada año, nos sumamos al gran apagón, en la hora del planeta. Un gesto simbólico para apagar las luces, el próximo 26 de marzo de 20.30 a 21.30 horas, en un gesto simbólico para que monumentos, empresas, organizaciones, corporaciones municipales, edificios emblemáticos, ciudades y ciudadanía en general, expresemos nuestro deseo de salvaguardar el que, hasta el momento, es nuestro único hogar.

De aquí al año 2030, horizonte temporal fijado por las Naciones Unidas, hay que intensificar nuestras acciones para contribuir al logro de los ODS y otros importantes acuerdos como los de las diferentes Cumbres del Clima, como artífices en la construcción de un mañana “en el que nadie quede atrás”.

Principios de actuación sociales, medioambientales, económicos y de Gobernanza, como los Objetivos de Desarrollo Sostenible, de vocación universal, debieran poder inspirar las actuaciones de gobiernos, empresas, entidades del tercer sector… también en nombre de la paz y la justicia social y ambiental.

No hay tiempo que perder.

 

 

La humanidad se enfrenta al que, sin duda, es uno de sus mayores desafíos. Convertirse en garante de un futuro posible y sostenible para las generaciones más jóvenes y para las generaciones venideras, más aún, en un tiempo marcado por una crisis climática cada vez más evidente en países como España.

La escasez de lluvia, con períodos de sequía cada vez más largos y frecuentes, cuestionan la sostenibilidad y la calidad de vida en nuestros territorios. La falta de confianza en las instituciones y la desafección y desidentificación con la política y la clase política debilitan el marco de confianza entre ciudadanía, empresa y administración pública, imprescindible en la que habría de ser una década de acción.

Por paradójico que resulte, todo apunta a que soplan vientos favorables para impulsar un cambio de paradigma y una nueva cultura sostenible más consciente y respetuosa. El azote de una pandemia como la COVID-19, que ha puesto en jaque al sistema y que ha cuestionado el modelo de producción y relación vigente, debiera ser un punto de inflexión para acometer esa transición ecológica justa, que integre principios de circularidad en nuestras economías y en nuestros modelos de producción y consumo.

Las reiteradas advertencias de un planeta exhausto que dice “basta”, los incesantes llamamientos de las Naciones Unidas para integrar la Agenda 2030, sus 17 ODS y sus respectivas metas; los acuerdos de las Cumbres por el Clima (COP); los riesgos identificados por organismos como el Foro Económico Mundial, no parecen suficientes, sin embargo, para hacer coincidir las cuestiones de interés público, con el interés público. El sentido común, con el sentido de lo común.

Inmersos aún en la mayor pandemia mundial conocida por nuestra generación, seguimos relativizando los riesgos relacionados con el clima o recursos vitales como agua y alimentos. Seguimos relativizando la importancia de ahondar en las brechas de desigualdad. Seguimos ignorando que la pérdida de biodiversidad en nuestros sistemas ecoterrestres y marítimos, implica seguir “desnudándonos” y deshaciéndonos de recursos cruciales para evitar o mitigar la probabilidad de la propagación de nuevas enfermedades o nuevas pandemias.

Cuando gobiernos como el de España se dotaron de una estrategia nacional para contribuir al logro de los ODS, con su Plan de Acción para la implementación de la Agenda 2030: hacia una estrategia española de desarrollo sostenible, como hoja de ruta hacia un mañana asentado sobre los pilares del desarrollo sostenible, partían como medida transformadora, con el objetivo de que, en 2020 (sí, 2020), el 100% de la población, como mínimo, conociera la existencia y capacidad transformadora de la Agenda 2030.

Hoy, cuando a penas faltan unos años para ese hipotético -y ya no tan lejano- año 2030, la población no solo sigue ajena a la existencia y el significado de una Agenda universal refrendada unánimemente por los países miembros de la ONU en 2015; sino que el sector privado, aliado y agente imprescindible para la transformación que requiere el cambio de ciclo, sigue sin identificar las oportunidades de alinear sus modelos de negocio con modelos imbricados con esos principios ASG de los que todo el mundo parece hablar, sin ser, del todo, entendidos.

Alinear los modelos de negocio con principios ASG (ESG, por sus siglas en inglés), o lo que es lo mismo, con principios ambientales, sociales y de Gobernanza debiera ser, hoy, algo más que una tendencia. Al margen de que no hacerlo, además de inmoral, implica la renuncia implícita a la sostenibilidad como oportunidad y valor asociado a marcas con propósito. Desoír la advertencia de los riesgos relacionados con los principios ASG es ignorar los infinitos riesgos de colapso de y para nuestras economías y nuestros sistemas.

El planeta es nuestra mayor fuente de recursos. Y hoy, el planeta se encuentra al borde del colapso. Consecuentemente, el sistema productivo también lo está. La factura de insumos relacionados hoy con energías no renovables como los hidrocarburos; y el coste eléctrico, es una de las consecuencias evidentes de la desproporcionada dependencia y su, hasta ahora, uso desmedido.

La desafección y la falta de confianza en el sistema, en las empresas y en los gobiernos rigen el modelo de relación de la ciudadanía con las instituciones, en detrimento de los objetivos y metas planteados por Naciones Unidas en su ODS 17, Alianzas, que considera la indispensabilidad de todos los agentes para que los objetivos y metas, contenidos en la agenda universal de la sostenibilidad, alcance todos los éxitos.

Generar confianza, la consideración de la primacía de los riesgos climáticos y una transición justa, son las tendencias en sostenibilidad identificadas por Forética, para este crucial 2022.

 

 

 

Como cada mes de enero desde 1975, se celebra el día mundial de la educación ambiental. Efeméride que emplaza a la humanidad a concienciar desde edades tempranas, sobre la importancia de proteger el Planeta. Vivir por encima de nuestras posibilidades, literalmente como si no hubiese un mañana, es intolerable y es inmoral. Es vivir de espaldas a una realidad que acecha sobre la (in)consciencia de la humanidad.

Los principales riesgos identificados por el Foro Económico Mundial en su informe anual (The Global Risks Report 2022) en el corto y medio plazo, están relacionados con el clima. Con el coste de nuestra inacción y los daños que directamente causamos al entorno, con un clima extremo, con la pérdida de la biodiversidad y con el que, parece, un avance imparable hacia una crisis de recursos naturales (agua y alimentos), cuyos efectos serían devastadores.

A pesar de los reiterados llamamientos por parte de entidades supranacionales como la ONU, seguimos viviendo como si no hubiese un mañana, sobrepasando la capacidad del Planeta para generar recursos y para regenerarse. El colapso del sistema, en términos económicos sería inviable. En términos humanitarios, desolador.

El precipitado avance hacia una crisis del agua y de alimentos, la pérdida de riqueza natural terrestre y marítima, las sequías cada vez más frecuentes y más prolongadas, los fenómenos meteorológicos extremos acercan al sistema al borde del precipicio y condenan a las generaciones más jóvenes y a las no nacidas aún, a un futuro cada vez más incierto y más improbable.

Y, sin embargo, llegado este punto, “es demasiado tarde para ser pesimista”. Conocemos la magnitud del desafío. Conocemos los riesgos (y las oportunidades). Y solo de nosotros, depende decidir si queremos ser parte de la solución o sucumbir al sentimiento colectivo de agonía catastrófica.

Implicar a la juventud, en tanto que heredera del futuro, es, sin duda, pieza indispensable para frenar una tendencia que parece imparable. Concienciación y educación son claves para impulsar el desarrollo sostenible y sembrar las semillas de una renovada conciencia sobre la importancia de proteger nuestro único hogar. Intervenir desde edades tempranas para “formar una población mundial consciente y preocupada con el medio ambiente y con los problemas asociados, y que tenga conocimiento, aptitud, actitud, motivación y compromiso para trabajar individual y colectivamente en la búsqueda de soluciones para los problemas existentes y para prevenir nuevos”, determinará -o no- el éxito de nuestras acciones, tal como se recoge, desde aquel lejano 26 de enero de 1975, en la Carta de Belgrado, tan vigente (o más) que entonces.

 

 

Porque, sin agua, no hay futuro posible, hoy, 22 de marzo, Día Mundial del Agua, nos sumamos a la reivindicación de Naciones Unidas para dotar al agua de valor y significado. Y a la importancia de concienciar sobre la indispensabilidad del agua para avanzar en la senda del desarrollo sostenible y en la (re)construcción de una mañana que «no deje a nadie atrás».

Avanzar en la consecución del ODS 6, Agua y Saneamiento, como un objetivo vital para la humanidad, nos corresponde a cada uno de nosotros y de nosotras. Y es que, casi sin darnos cuentas, obviamos que el agua está presente en nuestras vidas y que su abastecimiento pende de un hilo.

Agua y Saneamiento para tod@s debiera ser algo más que que una vocación. En la medida en que es un bien limitado y crucial para la sostenibilidad de la vida en el Planeta, así como para la sostenibilidad de nuestro sistema productivo y para nuestra sociedad, contribuir al logro de garantizar agua y saneamiento a la población mundial, debe convertirse en una aspiración  individual y colectiva.

Agua y saneamiento son indispensables para regar las semillas del mañana. Y son una forma de entender nuestras culturas. El agua forma parte de la idiosincrasia de la civilización y de su abastecimiento, depende poder acabar con el hambre y la pobreza; no contribuir a ahondar en las desigualdades existentes; o contribuir a erradicar toda posibilidad de que surjan nuevos dramas para la humanidad relacionados con la escasez o fenómenos climáticos extremos.

Que el agua cope el interés de nuestros gobernantes, de nuestras empresas y de la sociedad civil, depende también del  sentir y de la conciencia ciudadana. Porque el agua no es infinita, valoremos el recurso como uno de los más preciados bienes de y para la humanidad.

Para Dividendo Social, agua significa vida. ¿Y para ti?

 

Dudoso privilegio liderar el ránking de ciudades europeas con una mayor tasa de mortalidad relacionada con la contaminación por dióxido de nitrógeno (NO₂). Analizadas 858 urbes, el área metropolitana de Madrid encabeza el ránking. El área metropolitana de Barcelona ocupa el sexto lugar, según un estudio de la revista The Lancet Planetary Health.

Fuente: The Lancet Planetary Health

A estas alturas de siglo, parece no haber duda de que la contaminación ambiental es una de las principales causas de mortalidad en todo el mundo ni de su relación con innumerables afecciones para nuestra salud. Ni de que las ciudades son un caldo de cultivo idóneos y puntos críticos de contaminación del aire y enfermedades. Y, sin embargo, no ha sido hasta diciembre de 2020 que se ha reconocido, con una sentencia pionera, a la primera víctima moral de la contaminación: una niña de 9 años que murió en Londres.

Las ciudades son el lugar donde se ganará o perderá la batalla climática”, afirmaba el secretario general de la ONU en la Cumbre Mundial de Alcaldes C40 celebrada en Copenhague en 2019. La contaminación, la emisión de gases de efecto invernadero, el calentamiento global… inciden directamente en el cambio climático. O la crisis climática, riesgo del que reiteradamente alertan foros como el Económico Mundial de Davos, la ONU y las diferentes Cumbres del Clima (COP). Llamamientos que, permítanos la expresión, “oímos como el que oye llover”, en un momento irónicamente marcado por fenómenos meteorológicos extremos que, como Filomena, llaman nuestra atención “cuando la tormenta está encima”.

Ante las alarmantes evidencias y los reiterados llamamientos, urge entrar en acción. Y adoptar la senda de la sostenibilidad y el desarrollo sostenible como la única senda posible para legar un mañana a generaciones presentes y futuras.

  • Contamos con los diferentes compromisos y acuerdos como los de París;
  • Con una Agenda como la 2030 y un ODS específico, el ODS 11, que nos insta a trabajar en un marco de colaboración y alianza, para Lograr que las ciudades sean más inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles;
  • Y una estrategia específica y de gran valor para las ciudades como la Agenda Urbana Española, con objetivos estratégicos específicos tendentes a hacer de nuestras ciudades, espacios más habitables y saludables:

 

Sabemos cómo hacerlo. Hagámoslo y tomemos la senda de la sostenibilidad antes de que sea (más) tarde.

Raquel Paiz

CEO Dividendo Social. Comunicación Estratégica y RSC.

 

 

 

 

 

Con permiso de una pandemia (o «sindemia, que es como, según la revista ‘The Lancet«, es más apropiado referirse al COVID-19, en la medida en que hay muchos otros factores a los que, además de la enfermedad, urge prestar atención) como la derivada de la disrupción de la COVID-19 en nuestras vidas, cambio climático y un aumento de la(s) desigualdad(es) siguen siendo riesgos más que probables y con alto impacto en el corto y medio plazo, según el Informe de Riesgos Globales del Foro Económico Mundial. Riesgos que, además, requieren una respuesta contundente y urgente por parte de gobiernos y mandatari@s si no queremos profundizar en las grietas de una sociedad, a día de hoy, más fragmentada que hace solo unos años; y en los devastadores efectos de nuestro paso por el Planeta.

Son algunas de las conclusiones del informe de riesgos del Foro Económico Mundial de Davos (The Global Risks Report 2021), dado a conocer este mes de enero.

Urge que gobiernos, empresas, sociedad civil y entidades del tercer sector y sin ánimo de lucro, en un marco común de alianzas (ODS 17) y diálogo, tomen en consideración los riesgos globales a los que, como humanidad, nos enfrentamos en el corto y medio plazo. Tomar en consideración el impacto y la probabilidad de riesgos como el de una pandemia (incluida en la matriz de riesgos del Foro Económico Mundial desde 2006) debiera ser algo más que un compromiso. Y es que, con permiso de la COVID-19, el mundo no está preparado para resistir la embestida de otra crisis como la del cambio climático y para la que ningún país, ninguna economía ni ninguna sociedad está preparada.

 

Matriz de riesgos globales Foro Económico Mundial 2021

Son cada vez más quienes hablan de una generación perdida a la que no debemos -ni podemos- seguir ignorando. Es la generación que se enfrenta a un mañana más que incierto. De nosotr@s depende que no sea, además, un mañana improbable.

Avanzar en una transición ecológica de la economía y de nuestro modelo de producción, a pesar de la sindemia derivada de la crisis sanitaria y el drama humanitario en el que andamos inmers@s, ha de convertirse en la más sostenible de las sendas para evitar seguir profundizado en las muchas brechas de las que depende que la igualdad alcanzada hoy no dé un solo paso atrás.

De nosotr@s depende también la reconstrucción sostenible, sostenida y ecológica de un futuro que no deje a nadie atrás, asentado, entre otros, en la Agenda 2030 trazada por la ONU con un horizonte temporal, 2030, y 17 objetivos de desarrollo sostenible y sus respectivas metas, en los que poner el foco como antídoto y vacuna a la(s) desigualdad(es) y al riesgo más que probable de una (mayor) crisis del cambio climático de consecuencias irreversibles.

Por probabilidad, los tres primeros riesgos globales contemplados en el Global Risks Report 2021, guardan relación con el clima, el tiempo, el daño perpetrado por los humanos al entorno natural y el fracaso de las acciones planteadas para mitigar los efectos del cambio climático. Por impacto, las consecuencias de este fracaso son de un riesgo impredecible.

 

De nosotr@s depende entrar en acción para evitar una matriz de riesgos globales. No será que no estamos avisad@s…

 

Raquel Paiz

CEO Dividendo Social. Comunicación Estratégica, RSC y Desarrollo Sostenible

 

 

 

 

El pasado mes de febrero de 2019, se aprobaba la nueva Agenda Urbana Española, la nueva hoja de ruta que, en línea con la Agenda 2030 de Naciones Unidas y sus 17 objetivos de desarrollo sostenible, marca el “camino para conseguir pueblos y ciudades más humanos”. Una nueva estrategia, no vinculante para las administraciones, para que, de aquí a 2030, todas las instituciones y agentes implicados –públicos, privados, tercer sector y entidades sin ánimo de lucro- se sumen al cambio y hagan de nuestros municipios –en línea con el ODS 11-, asentamientos y comunidades más sostenibles, amables, acogedores, saludables y concienciados.

“Más de la mitad de la población mundial vive hoy en zonas urbanas. En 2050, esa cifra habrá aumentado a 6.500 millones de personas, dos tercios de la humanidad. No es posible lograr un desarrollo sostenible sin transformar radicalmente la forma en que construimos y administramos los espacios urbanos”, leemos en el ODS 11 de la Agenda 2030.

El ritmo vertiginoso al que crecen las ciudades, el incremento del movimiento migratorio de zonas rurales y agrarias a las urbes, representan, a día de hoy, un importante riesgo no solo para el modelo de producción sino para la forma en que nos relacionamos con nuestro entorno y convivimos en sociedad. Pobreza, despoblación de las zonas rurales, exclusión, asentamientos marginales, infraestructuras, inseguridad, escasez de vivienda, movilidad, calidad del aire, etc. son algunos de los riesgos a los que se enfrentan los territorios y que pudieran agravarse en un futuro no tan lejano, si los agentes implicados no se ponen a trabajar de forma conjunta para revertir la situación y el riesgo, y  contribuir a los objetivos y metas del ODS 11 y de la recién impulsada Agenda Urbana Española.

¿Qué es la Agenda Urbana Española?

Tal y como recoge el gobierno es su web, estamos ante “un documento estratégico, sin carácter normativo, y por tanto de adhesión voluntaria, que, de conformidad con los criterios establecidos por la Agenda 2030, la nueva Agenda Urbana de las Naciones Unidas y la Agenda Urbana para la Unión Europea persigue el logro de la sostenibilidad en las políticas de desarrollo urbano.  (…) Una estrategia de desarrollo urbano de carácter integrado que ofrece un Decálogo de Objetivos Estratégicos que despliegan, a su vez, un total 30 objetivos específicos, y 291 líneas de actuación, poniendo a disposición de quienes estén interesados en su implementación, un verdadero “menú a la carta” para que puedan elaborar sus propios Planes de acción. Todo ello desde una amplia visión que incluye a todos los pueblos y ciudades con independencia de su tamaño y población, y bajo el triple prisma de la sostenibilidad económica, social y medio ambiental.”

Guía hacia la sostenibilidad

Estamos, por tanto, ante un documento que marca la hoja de ruta de los territorios hacia el desarrollo sostenible. Que, incluso no teniendo carácter normativo, resulta verdaderamente inspirador, en la medida en que los municipios y los agentes, cuenta con una “guía” clara de hacia dónde y cómo han de evolucionar los asentamientos, las ciudades y los territorios españoles de aquí a 2030.

Heredera de las Nuevas Agendas Urbanas de Naciones Unidas (Hábitat III) y de la Unión Europea, la Agenda Urbana Española aspira a conseguir idéntico objetivo al marcado por el secretario general de la ONU.

“Debemos adoptar con decisión las primeras medidas que nos encaminen hacia un futuro sostenible, con dignidad para todos. Nuestro objetivo es la transformación. Debemos transformar nuestras economías, el medio ambiente y nuestras sociedades. Debemos cambiar nuestra forma de pensar, nuestra conducta y nuestros hábitos destructivos. Debemos apoyar la integración de ciertos elementos esenciales: la dignidad, las personas, la prosperidad, el planeta, la justicia y las alianzas.”

Dividendo Social ha tenido el privilegio de colaborar, con Diputación de Granada y Territorios Responsables, en la organización de la jornada “Hacia un modelo de territorios sostenibles. La RSC como palanca de cambio”, celebrada en el Ayuntamiento de Guadix (Granada). Más de 50 personas se dieron cita en un encuentro en el que expertos y profesionales de diferentes ámbitos de gestión debatieron sobre la importancia de la responsabilidad social corporativa y el desarrollo sostenible, en la senda de la sostenibilidad marcada por la Agenda 2030 de Naciones Unidas y sus 17 objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

En la jornada que representa ya el debut para el equipo de Dividendo Social -con la periodista Mamen Sánchez, como maestra de ceremonias, y nuestra CEO, Raquel Paiz, periodista especializada en RSC y sostenibilidad, como moderadora del panel de buenas prácticas- estuvieron presentes organizaciones como Asociación San José en favor de personas con discapacidad intelectual, el Centro de Iniciativas de Cooperación al Desarrollo de la Universidad de Granada (CICODE), Bankia¸ el Hospital Real de Guadix, la Territorios Responsables de Diputación de Granada, y el Ayuntamiento de Guadix.

Ponencias marco, disertaciones y un panel de buenas prácticas, como punto de partida para reflexionar sobre las nuevas tendencias en el ámbito de la Responsabilidad Social, tomando como punto de partida la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y sobre la importancia de gestión de aspectos relacionados con la responsabilidad social corporativa en todos los ámbitos organizativos, como elemento estratégico y con un alto valor competitivo, que contribuye, además, a asentar las bases de un modelo de sociedad más justo, igualitario y comprometido con la sociedad, la comunidad y el medioambiente.

  • Javier Ordóñez, subdirector del CICODE de la Universidad de Granada, ofreció una interesante ponencia marco, centrada en la agenda 2030, y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), desde el punto de vista de los territorios sostenibles.
  • Con Jorge López y David Fernández, de Diputación de Granada, conocimos el intenso trabajo de Diputación de Granada, para alcanzar un modelo de territorios sostenibles e inteligentes, y el contenido de la guía de buenas prácticas sobre Smart City para pequeñas y medianos municipios, editada por la Red Granadina de Municipios hacia la Sostenibilidad de la Diputación granadina.
  • En el panel de buenas prácticas, moderado por nuestra CEO, la periodista experta en RSC y sostenibilidad, Raquel Paiz, se dieron a conocer las actuaciones llevadas a cabo por distintas organizaciones como Bankia, que explicó su modelo de gestión responsable en el modelo financiero; el Centro Cultural Abierto Hospital Real de Guadix y la recuperación sostenible del patrimonio y la asociación San José de Guadix, entidad sin ánimo de lucro, que ha integrado la RSC en su plan estratégico.

Si estás pensando organizar unas jornadas, encuentros, talleres formativos, charlas, ponencias sobre RSC y/o Desarrollo Sostenible, te ayudamos.

¿Hablamos?

Galería de fotos ©Dividendo Social

 

 

A día de hoy, son cada vez más las líneas de emprendimiento que integran la sostenibilidad, la ecología y los principios socialmente responsables (RSE), como modelo de negocio. Organizaciones que trazan su hoja de ruta, pensando en la obtención de resultados a medio y largo plazo; que asocian el valor del compromiso social y medioambiental al valor de las marcas, como elemento crucial de diferenciación y posicionamiento en el mercado. Novedosas propuestas de negocio que promueven criterios de responsabilidad social corporativa (RSC), como responsabilidad social competitiva. Que formulan sus planes y modelos de negocio, en definitiva, en clave de sostenibilidad y economía circular.

Publicaciones como Expansión y Emprendedores valoran ya la sostenibilidad, la ecología y la “ecoinnovación” como factores de diferenciación y competitividad asociados a las marcas. “El cuidado del medio ambiente y el aprovechamiento de las energías no es sólo una filosofía de vida para colectivos muy concretos como los ecologistas. Cada vez cobra más importancia en todos los ámbitos de la sociedad y también son una alternativa de negocio”, leíamos ya en 2012, en el diario Expansión.

Superado, al fin, el viejo debate sobre lo pasajero –o no- de la RSC y una gestión social y medioambientalmente responsable, son cada vez más organizaciones que asumen el reto y que plantean estrategias con un alto componente de compromiso social y medioambiental. Empresas que, como Dividendo Social, plantean la sostenibilidad empresarial y organizativa como un fin en sí misma. Marcas capaces de influir en el entorno y que se encuentran ante el reto de convertirse en armas letales o en grandes constructoras del futuro, parafraseando a Albert Bosch en el prólogo del libro “Responsabilidad Social Competitiva”.

Cada cual encontrará sus propias razones para explorar la sostenibilidad, la RSC y la ecología como fórmula de negocio y ecoinnovación, pero todas ellas, tienen algo en común:

  • Que identifican y acceden a nuevos nichos de mercados, a través de la concepción y puesta en marcha de nuevos productos y servicios innovadores. Marcas a las que se les abre todo un universo de posibilidades para relacionarse con los mercados, bajo criterios de innovación, proximidad, respeto y sostenibilidad.
  • Que conectan de forma privilegiada con un consumidor que se ocupa, se preocupa y valora de forma creciente los valores de las marcas que consumen y la gestión integrada de la Responsabilidad Social de las empresas que consideran relevantes a la hora tomar sus decisiones de compra y/o consumo.
  • La necesidad de anticiparse al marco normativo, como la nueva ley de contratación pública, a la que nos referíamos en post anterior, y que premia, en sus valoraciones, la integración de principios social y medioambientalmente responsables, en procesos de licitación pública.
  • Posicionarse como ventaja competitiva frente al marco legislativo en desarrollo como la futura ley del cambio climático y transición energética.
  • La previsión y gestión del riesgo, que asegura una visión a medio y largo plazo; un buen rendimiento social y medioambiental. Que asegura, en definitiva, la anticipación.
  • Que acceden al mercado de financiación e inversión, con nuevos inversores que premian las buenas prácticas, como modelo de negocio, competitividad y diferenciación.
  • Que conciben medidas de ahorro y eficiencia energética, que piensan en términos de economía circular; y que gracias a la gestión eficiente y consciente de los recursos, minimizan su impacto ambiental e inciden en la cuenta de resultados, con un menor coste en su desempeño.

 

Casos de éxito

Dividendo Social asistió al Día de la Persona Emprendedora de Andalucía 2018, organizado por Andalucía Emprende, Fundación Pública Andaluza. Tuvimos ocasión de comprobar cómo el talento emprendedor andaluz incorpora, cada vez más, criterios ecológicos y sostenibles como nuevas y novedosas fórmulas de negocio.

Es el caso de Biodiverxa, con el Food Track (cocina sobre ruedas) “MásqCandela”, que basa su modelo de negocio, restauración y oferta gastronómica, en la ecología y la sostenibilidad, y que conciben no solo para la variada oferta culinaria que incluyen en su carta, sino como forma de entender y gestionar su propia marca.

“Nuestros productos y procesos están diseñados desde la base para tener el menor impacto medioambiental posible, pero además para añadir valor al entorno. Por eso, nuestra labor de investigación culinaria y desarrollo de productos se basa en buscar aquellos ingredientes que, por su naturaleza, añaden riqueza al suelo, como hacen las legumbres, que fijan nitrógeno y ayudan a la regeneración de la tierra que los cultiva. También desarrollamos técnicas de elaboración que reduzcan el uso de agua y que tengan el packaging justo y algo menos. A ser posible, compostable (que implica ahorro energético, en la medida en que no necesita energía para el proceso de reciclado, que depende únicamente del solo como fuente energética).

La sostenibilidad económica es también una obligación de las empresas. La nuestra también lo contempla. Cuando aumenta la demanda de productos compostables, se reduce el coste. Cuanto más hablamos a otras empresas sobre cuidar estos detalles, más extendemos la red de demanda. Aplicamos el mismo concepto en la búsqueda de elementos y materias primas. Buscamos crear cadenas de confianza con productores de cercanía para poder seguir de cerca el impacto de nuestra actividad comercial y para tener redes de provisiones cercanas, que trasladar la materia prima cueste poco al medioambiente”. “Incorporar estos valores en la restauración se puede hacer de tal manera que aún sea rentable y que además se convierta en seña de identidad del lugar. Nuestro trabajo más cercano y visible es el que hacemos con nuestra cocina sobre ruedas, Más que candela

Más que candela, en Facebook @Soulfoodsobreruedasbiodiversidadculinaria y @biodiverxa, en Twitter, es nuestra embajadora al mundo, la prueba de que aplicar estos valores y actuar desde la responsabilidad produce resultados de calidad, elegantes, ricos, divertidos, accesibles, que añaden al bienestar de nuestro entorno, pero sobre todo al de nuestros cuerpos. En la gastronomía tenemos una obligación al producto, al sabor, a la cultura culinaria, pero sobre todas esas cosas, la obligación de alimentar nuestros cuerpos de forma saludable y beneficiosa. Somos parte de la salud de nuestra comunidad, agentes activos del bienestar individual y social”.

Si estás pensando iniciar un proyecto emprendedor ecológico y sostenible, Dividendo Social te ayuda y a poner en valor acciones comprometidas con principios social y medioambientalmente responsables. Te ayudamos a anticiparte al marco normativo y legislativo. Te ayudamos a gestionar social, medioambiental y competitivamente la RSC como elemento diferenciador y competitivo. ¿Hablamos?